miércoles, 7 de mayo de 2008

Revelaciones (primera parte)

18

Los días calurosos lentamente estaban siendo parte del pasado, las tardes viñamarinas se estaban convirtiendo lentamente en gélidas etapas del día. Los dos hombres altos, amigos en toda ley, transitaban sin rumbo definido por la avenida Valparaíso, buscando algo que hacer, se habían juntado sin razón aparente. Más, el destino diría lo contrario.
Sebastián, conocido por sus amigos como "Mole" y Daniel, llamado "Mojo" por sus símiles, debido a dos personajes de televisión, se pararon frente un aparador, para encender un cigarrillo, para luego proseguir su ruta, en el caso que tuviesen una.
- Hueón, ta`empezando a hacer frío, ¿o es idea mía?- dijo Daniel, frotando sus brazos descubiertos con sus manos
- No seai`nenaza- respondió Sebastián- aparte ni frío hace.
- Ah, hueón- dijo Daniel, interrumpiendo- ¿acompáñame a comprar una hueá pal' pc acá a la vuelta?
- ¿Dónde?- preguntó El chico que llevaba el pelo tomado.
- Acá en la pleno centro- respondió Daniel
- Vamos- sentenció, Sebastián dándole otra aspirada al cigarrillo. Ambos chicos caminaron el resto que les quedaba de camino en completo silencio. No se esos silencios crueles, duros, sino un silencio limpio, en el que dos o más personas que se conocen tanto, no tienen necesidad de expresarse para decir algo, algo así como, todo esta dicho.
Doblaron para entrar a la galería, cuando Daniel, de sobre salto gritó algo que al principio Sebastián no entendió.
- ¿¡Qué hueá!?- le dijo asustado Sebastián.
- ¡La cámara del Salva!- respondió acercándose al objeto.
- A ver...- dijo más calmado y no menos extrañado su amigo.
- Es...- dijo, mientras tomaba la cámara, en el momento que daba un grito aterrador, entrando en un trance que lo desplomó contra el piso...
Daniel, en su inconciencia, vio imágenes que iban y venían, repitiéndose cada vez a mayor velocidad, hasta parecerle una montaña rusa, vertiginosa y violenta, que lo mandó de un grito a la realidad.

- ¡Mojo! hueón, despierta- gritaba con voz semi cortada Sebastián, con su amigo recostado en una banca del lugar
- Ahh, mi cabeza- decía Daniel, que despertaba de su extraño trance- Deja que me levante, tenemos que ayudar al Salva.
- ¿Qué?- inquirió extrañado el muchacho macizo- ¿Tuviste otra...?
- Visión- respondió interrumpiendo, viendo la dubitativa de Sebastián- En el momento que toqué la cámara del Salva, pude ver las últimas cosas que él vivió
- Extraño- dijo Sebastián, mientras se sentaba- pero ¿qué fue eso que viste?
- La casa del salva- dijo Daniel- eso fue lo primero que vi
- Vamos para allá po'-respondió Mole, quien se levantaba tomando la cámara de Salvador, guardándola en su mochila.

Como si el diablo los persiguiese, los dos jóvenes casi corrieron por las calles de Viña, espantados por lo sucedido. Ambos tenían el extraño presentimiento de que algo andaba mal... Y eso que el de las percepciones extrasensoriales era Daniel.
Tomaron el primer microbús que pasó en dirección a la casa de Salvador, nuevamente en un estricto silencio. Daniel, con su vista clavada en el techo, pensaba en lo que había visto, y en como durante las ultimas semanas había sido atacado constantemente por estas visiones. Cuando Abrazaba a alguien, cunado tocaba algo. O peor aun, mientras dormía.
Sebastián, en tanto, revisaba la cámara de Salvador. En ella detectó que había sólo tres fotografías tomadas, y que el resto del rollo estaba sin usar. Un millón de pensamientos pasaron por su mente. En que le había pasado a su amigo, a quien sólo lo había visto hace una semana.
La noche caía por completo, los dos muchachos no sabían si lo que hacían era cierto o parte de una película de ficción, lo peor era que no era ficción, para nada

(Continuará...)

1 comentario:

Yoanita dijo...

uuuuuu

me dejaste intrigada con lo que podria seguir XD!!


cuidate ninio

bye

besos...