miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tácticas improvisadas

26


Las luminarias públicas de la avenida España, parpadeaban tenuemente, debido al desgaste y al mantenimiento ineficiente, más no eran completamente necesarias. La luna llena brillaba majestuosa arriba, como presagiando que la oscuridad predominaría esta noche y que sería sumamente necesaria luminarias adicionales, como el plateado satélite.

Pero no sólo la luna preocupaba a Cristóbal, algo dentro de él, le gestaba un mal presentimiento respecto a ir desarmados frente a un arsenal de soldados entrenados. Después de todo su habilidad solo servía en la retirada, no para atacar, además, nunca se había planteado el tener que hacerle daño a alguien, solo la necesidad se plantó delante de él, sin preguntarle.

Miraba a sus amigos y a excepción de Eduardo, todos tenían un buen potencial para salir vivos. Su hermano se curaba, Anthony lanzaba cosas con la mente, Belén se transportaba, Francisco era muy inteligente, etc. Rondaba un pensamiento en su cabeza, el huir de toda esta mierda, pero sabía que por más que huyera, lo encontrarían. De todas maneras, su padre estaba ahí.

Cristóbal detuvo la camioneta que se habían conseguido a la altura de Portales, aparcando junto a la acera.

- ¿Al final como lo vamos a hacer?- preguntó el mayor de los Cortés, volteando hacia sus amigos

- Entraremos por el ex frigorífico, ahí hay una bodega cuyo sótano conecta a las instalaciones de esta gente- respondió Anthony

- ¿Y después?- contraatacó seco el chico que conducía- la cosa no es solo entrar, es también sacar al Salva, al Ángelo y por sobre todo salir vivos

- Mmm, en primer lugar hay que sopesar los pro y los contras- dijo Francisco- de nuestro lado están nuestras habilidades y en contra los números, pero nuestra debilidad puede ser nuestra fuerza…

- ¿Cómo así?- inquirió Sebastián que iba callado durante el viaje

- Si creamos una distracción suficiente como para movilizar personal hacia afuera de las instalaciones, los que entren tendrán mayores probabilidades de supervivencia- dijo el chico de los números, tecleando en el note del primo de Sebastián, mostrando un rudimentario mapa que estuvo haciendo durante el viaje

- ¿Quién hace la distracción y quien entra?- pregunto Anthony

- Yo voy con la distracción, ya tengo una idea- dijo Francisco con la cara metida en el ordenador

- Yo lo acompaño- dijo Damián y Cristóbal al unísono, después de todo la sangre tira

- Ok entonces los que quedan entramos sneaky por el subterráneo y wea- dijo Sebastián serio, como pocas veces se le había visto

- Para mí eso es un plan, ¿no creís Caco?- dijo Eduardo rompiendo su silencio, mirando a Cristóbal y luego a Anthony- voy contigo y con el mole

No hubo un “de acuerdo, ¡vamos!”, ni un “todo va a salir bien”, como la convención social dice que se diga en casos como estos. No, sino todo lo contrario, debido a que no hay casos como este. No había coraje de héroe ni fiereza, no solo había determinación de un grupo de jóvenes dispuestos a las últimas consecuencias, algo era algo.

A pesar de esto, Cristóbal aun o se convencía de lo que iban a hacer, ni de qué manera él iba a ser de ayuda en la “distracción”. Se sentía tan desleal con sus amigos por mantenerse así de escéptico, pero que más podía hacer. Él era así.

Condujo hasta dejar el automóvil oculto junto al edificio Gimpert. Al apagarse el motor, nadie se movió nadie hablo nadie excepto Cristóbal, que musito un “Llegamos” en tono seco. Fue suficiente para que todos se bajaran.

Francisco separó su nariz del notebook y buscó algo entre los cables cerca de las vías del tren, tras dar una seña a Cristóbal y a Damián, se separaron del grupo.

Por otro lado, Sebastián, Belén, Eduardo y Anthony esperaron al otro lado de las vías del tren, con la esperanza de que la distracción no incluya la muerte de alguno de sus amigos.

- Mira- dijo Francisco- ¿Ves esa caja de cables que está entre los arboles a la entrada?

- ¿Ya?- respondió Cristóbal con algo de duda- ¿Y qué con eso?

- Necesito que le lances una piedra a tres metros de distancia en un ángulo tal que estés paralelo y con cero inclinación

- Ósea volando- respondió el chico que entendía el extraño lenguaje que su amigo había hecho común

- ¿Y pa’ que Cuadra?- preguntó Damián sin entender el plan

- Espera no mas- dijo el chico de Miraflores, sonriendo

Tras pensarlo unos instantes, Cristóbal se elevo del suelo con rapidez, ya estaba manejando esto de volar. Piedra en mano se acercó sigilosamente a la caja mencionada, luego de estar a lo que él creía que más menos era la distancia que Francisco le dijo, lanzo el pequeño peñasco con toda la fuerza que pudo, quizás eso serviría, luego se daría cuenta.

Antes de que Damián pudiese decir “-no pasa na- ”, la piedra que lanzó el chico volador, espanto una bandada de gaviotas que huyeron en todas direcciones, de las cuales una de ellas golpeó uno de los cables de alta tensión ubicados arriba de la copa del árbol, provocando un corto circuito que dejó sin luz a toda la zona del muelle Barón.

- ¿Cuál es la probabilidad de que eso pase?- dijo Cristóbal al descender, con una cara de inmensa sorpresa

- ¿Con cuántos decimales quieres una respuesta?- respondió el chico poniéndose en marcha- vamos, aun no terminamos

- Cacha, te echaste una paloma- dijo Damián siguiendo a los dos que se adelantaban

A los pocos instantes del apagón, del interior de las instalaciones, salió un pelotón de uniformados, formando un perímetro, como es común en casos como éste. Las tropas que rondaban por los costados se movilizaron hacia las entradas, como Francisco lo suponía. Todo marchaba como se suponía.

- Ya Damián- dijo Francisco sacando el revólver que portaba- como lo hablamos

- ¿Qué?- dijo Cristóbal sin entender- no se te habrá ocurrido…

- Escóndete acá, es el ángulo de punto ciego- dijo el segundo de los Cuadra tirando a su amigo tras de un auto- digo… no nos ven, luego sígueme

- ¡Alto!- dijo uno de los soldados apuntando a Damián con el fusil

- Me atraparon- dijo Damián levantando las manos-¿saben donde hay un baño por aquí?

- ¿Qué?- dijo el militar, que no pasaba los treinta años, sorprendido al ver que el chico se acercaba- ¡Alto dije o disparo!

- Sólo déjame llamar por celular…- dijo el menor de los Cortés, metiéndose la mano al bolsillo

- ¡Quieto!- gritó el uniformad antes de abrir fuego sobre el chico que fue abatido al instante

- Ugg- se quejó Damián levantándose del suelo- menos mal que no tenía cargado el cel, o sino que hací… tss

- ¿Qué-é?- dijo pálido el soldado, al ver que las balas salían del cuerpo completamente regenerado del muchacho de Curauma- ¡Son ellos, son ellos!

Desde la puerta sur, una tropa de soldados corrió hacia el compañero que los solicitaba, intentando rodear a Damián quien recibía la descarga de metralla completa. Pero se levantaba de nuevo, era como que cada vez le tomaba menos tiempo el curar sus heridas. El hermano de Cristóbal se negaba a morir.

Francisco y Cristóbal se protegieron del tiroteo, moviéndose tras un camión de bencina, sin que nadie los sorprendiera. El chico de los cálculos entró al vehículo y encendió el motor, poniendo una tabla en el acelerador, haciendo que el pesado camión se aproximase tomando velocidad hacia el tumulto.

- ¡Saca al Damián¡- grito Francisco, que apuntaba con el arma hacia una grúa cargada con un container, junto a las instalaciones

- Mierda- gritó Cristóbal elevándose por sobre el tiroteo, volando gran velocidad, provocando que varios vidrios de rompieran por la vibración, velocidad que fue suficiente para sacar a su hermano.

Tal fue la velocidad, que lo logró sacar en el preciso instante en que Cuadra disparó a una de las cadenas que sostenía el contenedor metálico, el cual se abrió, haciendo caer el cargamento. Ante la sorpresa de los soldados, el cargamento consistía en unas pesadas vigas de metal, las cuales cayeron sobre el camión, provocando una gran explosión.

- Puta, fallé- dijo Francisco- quedaron tres fuera del alcance del camión.

- Pero no de las vigas, mira- agregó Damián, saltando al suelo

- ¿Por qué no avisai antes de hacer weas como esa?- Gritó Cristóbal enojado al descender

- Tranquilo Caco, todo está calculado- dijo Francisco poniéndose en marcha nuevamente

Cristóbal sentía golpeada sus dudas, algo en él cambió, se mantenía escéptico, pero quizás…

***

Natalia seguía durmiendo profundamente, sus heridas curaban rápidamente, a pesar del riesgo vital por el que había pasado. Por otro lado, Gabriela ya estaba de pie, intentando saber donde estaba, esperando una respuesta.

- ¿Todo bien Gabriela?- preguntó Berta al entrar a la habitación- aun te puede doler la espalda, pero solo es la sensación en tus nervios, ya estas curada. Te llevaste la mejor parte después de todo.

- ¿Y la Milla?- preguntó desconcertada la chica, acerándose a su extraña interlocutora

- Berta Ossandón- dijo la madre de Cristóbal estrechándole la mano a Gabriela- soy la mamá de Cristóbal y Damián

- Ga- Gabriela- dijo la muchacha preocupada- ¿Qué pasó?

- Te salvamos po – dijo Pablo entrando al cuarto- ósea te salvé jajá

- Te salvamos quiso decir mi hijo- dijo Evelyn, madre de Pablo y Lucas, primos de Anthony

- ¿Me salvaron?- aun no entiendo

- Casi mueres cuando fuiste lanzada del bus- dijo Berta quien imponía sus manos sobre Natalia, emitiendo un brillo blanco que regeneraba la carne de la chica que volvía del interior- ¿alguien te envío desde Antofagasta cierto?

- Sí- respondió la chica- un amigo me dijo que necesitaban mi ayuda en Viña

- Exacto- dijo Evelyn- nosotros te mandamos a llamar, sólo tú puedes ayudarnos, que Pablo te explique

Mientras Pablo explicaba la situación a Gabriela, Evelyn y Ana se saludaron con un fuerte abrazo, ya era tiempo sin verse. La sangre tira al final de todo.

Ana se sentó en una silla tras hablar con la madre de los chicos, se concentró y comenzó a hacer lo suyo

- También debo ayudar con la distracción- dijo sonriendo

Luego de unos segundos, el suelo comenzó a temblar, Ana sonreía, sabía que sus hijos y los demás estarían bien, ya iba la ayuda.

lunes, 18 de octubre de 2010

Lázaros

25


- ¡Lo perdemos, lo perdemos!

- Pongan adrenalina, cantidad media, al corazón…

- Abran espacio, electroshock cargando….

- Lo perdimos doctor….

- Anoten la hora, tres cincuenta y cuatro de la madrugada…

La habitación estaba resguardada por un joven conscripto con fusil en mano, todo estaba sellado como había sido orden de los jefes, este era el proyecto más costoso de toda la división. Julio había peleado muchas veces con Bernard debido a los riesgos que implicaba, pero tras demostrar que el proyecto marcharía, se aprobó el primer sujeto

Felipe mostró su identificación al guardia, quien lo dejo entrar con algo de recelo. A pesar que ya llevaba un tiempo en las instalaciones aun no confiaban plenamente en él, todos recordaban le incidente del intento de fuga de Salvador y Ángelo.

- Juaquín, ¿Estás despierto?- preguntó el chico de lentes

- ¿Ah?- respondió el muchacho de Villa Hermosa- primo, ¿Dónde estoy?

- A salvo- respondió Felipe con tintes de ironía

- Lo último que recuerdo es… no recuerdo nada- dijo Juaquin levantándose de la cama

- Tranquilo- dijo Felipe de manera enfática- te atropellaron y estuviste en la UCI por 4 horas

- ¿Qué?- dijo el rubio algo sobresaltado- pero… ¿estoy bien?

- Si… y no al mismo tiempo- respondió su primo

- ¿Cómo así?

- Mira- respondió Felipe sacándose los lentes- legalmente estas muerto

- ¡Queee! pero co…

- Calma Juaco, cuando te impacto el bus, se desencadeno una habilidad en ti

- ¿Habilidad?- preguntó con algo de risa- ¿Cómo un superpoder?

- Eee, más o menos así- respondió tomando un bisturí y lanzándoselo en la pierna derecha

- ¡Aaaaa!- gritó con dolor-mi pierna... ¿Ah?

Juaquín contemplo con asombro como su cuerpo recibía el metal y lo asimilaba en su cuerpo. No había dolor, no había daño, de hecho, sentía una mejoría en su ser cuando recibió el corte.

- ¿Viste? esa es tu habilidad- dijo su primo sonriendo- eso minimizó el daño del bus, pero eso al mismo tiempo hizo estallar tu corazón

- Así, ¿cómo estallar? o como metáfora- dijo Juaquin poniéndose de pie

- Literalmente perro- respondió Felipe- por eso estas muerto, pero tu habilidad facilitó que sobrevivieras

- ¿Cómo?- preguntó el joven, que era unos tantos centímetros más alto que su primo

- Un corazón artificial, sistema óseo metálico, lóbulo derecho cerebral injertado y una sarta de drogas que no tengo idea que son- respondió Felipe leyendo la ficha médica a los pies de la cama

- ¿Algo así como un robot?- pregunto el chico, poniéndose unos pantalones que estaban sobre una silla

- Emmm claro- dijo Felipe- acá dice que fueron injertados parte de tu cara y tu brazo derecho con fibra metálica y titanio

- Suena caro- agregó Juaquin- ¿y tengo música en mp3?

- Emm no, jaja- respondió su primo- parece que te lo estas tomando bien

- No se- respondió el chico- sólo quiero ver a mis papás

- Ahí hay un problema rucio- dijo Felipe dejando la ficha sobre la cama ya vacía- como legalmente estás muerto, nadie puede verte, ELLOS invirtieron millones en ti y no dejarán que salgas a la luz pública.

El chico no dijo nada por un buen rato. Al parecer recién le tomaba el peso a su situación. Su vida había terminado, todos sus sueños de adultez se iban por el caño. Juaquín no sabía qué era lo que venía, Felipe tampoco, pero al menos tenía una motivación y sabía qué hacer.

- ¿Te acuerdas que mi mamá desapareció?- pregunto Felipe rompiendo el silencio mientras los jóvenes caminaban por un pasillo de tonos metálicos

- ¿Si?- respondió algo confundido su primo

- Ellos la tienen- respondió- y si no hago lo que ellos me piden la matarán, por eso tienes que ayudarme

- Dale- respondió Juaquin al instante- cuenta conmigo.

Tras un intento de sonrisa de parte de Felipe, los jóvenes entraron a una habitación amplia, donde Bernard los esperaba con los detalles de la primera misión de Juaquin, escritos en un papel que Felipe, leyó rápidamente; todo esbozo de alegría por el bienestar de su primo desapareció en un instante, al parecer, para Juaquin, la misión incluía hacer el trabajo sucio de alguien. Felipe le preguntó algo a Bernard, algo que no alcanzo el oído de su primo, lo único que detecto fue una mirada de insatisfacción e ira, luego que el viejo de barba dijera:”Es por ella, no te olvides”

Luego de veinte minutos de viaje en una camioneta militar, Felipe y Juaquin llegaron a una intersección en la ruta 60, donde descendieron del vehículo y aguardaron el comienzo de su tarea…

- ¿Me puedes repetir en qué consiste lo que tenemos que hacer?- preguntó Juaquin mientras jugueteaba con una rama sobe el asfalto- así como hablan los pacos o los milicos no entiendo que dicen

- Tenemos que neutralizar a dos sujetos peligrosos, gente especial como nosotros- respondió Felipe

- Si son peligrosos, ¿Por qué nos envían a nosotros dos? – pregunto de nuevo a su primo- ¿No deberían enviar a soldados y cuestiones así?

- No- respondió firmemente el chico que se sacaba las gafas- si ven un operativo muy grande mucha gente puede salir lastimada

- Aaa- respondió- ya entiendo, ¿se van a demorar mucho?

- No creo, ya deberían estar acá- dijo su primo mirando su celular- de hecho ahí vienen…

En la dirección opuesta a los dos varones, se acercaba un bus interprovincial, con carteles en dirección a Viña del Mar y procedencia de San Felipe. El vehículo, venía con las luces internas apagadas pues era de noche y los pasajeros venían durmiendo un sueño reparador, sin poder presagiar lo que les venía, de entre tanta gente inocente y banal , allí también venían Gabriela y Natalia, los dos “sujetos” peligrosos, el objetivo de Bernard.

- ¿Paramos?- preguntó Gabriela despertando a Natalia, quien luego de tomarse unos calmantes pudo conciliar el sueño

- ¿Ah?- dijo Natalia intentando despertar- creo que llegamos

- ¿Qué paso?- preguntó uno de los pasajeros que alii iban

- Hay dos tipos afuera- respondió una mujer de edad

- ¡Milla!- se escuchó a gritos- ¡Sal de ahí y nadie más saldrá herido¡

- ¿Sabes quién es?- pregunto la chica del norte a Natalia, mientras cerraban las cortinas para o ser vistas

- No se- respondió la chica con una pálida expresión, mirando por la ventana por primera vez- es el Parra… no entiendo…

- Milla, cálmate- dijo Gabriela mirándola fijamente, dejando que su habilidad fluyera- todo va a estar bien

En ese instante, Natalia comprendió el porqué del envió de Gabriela, ya que tras escucharla se calmo, y la chica tenía en cuenta que la desesperación solo llevaría a más muertos.

Afuera, Felipe la llamaba por segunda vez, sin ninguna respuesta nuevamente. El chico guardo sus lentes en un estuche y los dejó en la berma. Sintiendo que la presión en su cabeza poco a poco se apoderaba de si mismo

- Parece que tendremos que sacarlas a la fuerza- dijo Felipe con una extraña expresión

- ¿Qué paso primo?- pregunto Juaquin extrañado por la mirada furiosa de Felipe

- ¡Salgan de una puta vez o quieren que desarme el bus y las golpee con los restos!- grito el chico de Santa Inés mientras arrancaba la puerta del bus y sacaba de un tirón al conductor, lanzándolo a unos metros

- Calmao weón- le dijo su primo asustado por lo que vio, siguiéndolo al carro

- ¡Ahí están asesinas!- dijo Felipe, sonriendo al ver a las dos chicas- vengan con papi

- No- dijo Natalia de espanto- está pasando otra vez

- ¿Qué?- dijo Gabriela al notar que poco a poco los ojos de Natalia se llenaban de sangre, provocando la caída de la viejecilla a su costado y el sofoco de los pasajeros, incluidos Felipe y Gabriela

- ¿Qué wea?- dijo el chico difunto al subir al bus y ver que su primo se ahogaba y sus ojos se ponían oscuros

- Mierda- dijo Gabriela- no puedo calmarla- Agg…

Ante tan tétrico escenario Juaquin notó que su primo estaba muriendo, pero el no. Notó también que un ardor, explotaba dentro de él, y junto con ello, parte de su cerebro le indicaba a Natalia y Gabriela, mujeres que él no conocía, como objetivos de muerte. Uno de los miedos de Julio, se materializaba.

Juaquin dio un grito desgarrador y se abalanzó sobre las chicas, lanzando a Gabriela por la ventana y tomando a Natalia por el cuello, estrangulándola, intentando detenerla. Uno de los pasajeros, se logró incorporar y se colgó del chico por la espalda, mala idea: El rubio muchacho lo tomo por un hombro, sacándoselo de lugar y asestándole un golpe que lo noqueó, al menos eso parecía por el “crack” que hizo el cráneo del inocente pasajero.

La gente gemía de dolor, algunos lloraban. El miedo y el shock de Gabriela se habían trasmitido al resto de la gente, como aquella vez, en aquel incidente. Felipe yacía inconsciente, Gabriela se desangraba sobre el asfalto y Natalia parecía haber muerto.

- ¡Arriba las manos o disparo!- se escucho en un altoparlante, proveniente de un helicóptero que ponía su destellante luz sobre Juaquin- siempre quise decir eso Lucas

- No es tiempo para jugar hijo- dijo la mujer que pilotaba la nave

- Parece que no te escucho Pablo- dijo un niño que iba junto a ellos, al notar que el primo de Felipe cambiaba de objetivo, ahora corría a toda velocidad hacia el helicóptero que descendía

- Chucha- dijo Pablo abriendo fuego de metralleta- ¡para chico-primo-de-Parra

Pero Juaquin no se detenía, las balas golpeaban su cuerpo pero no lo dañaban, hasta lo hacían parecer más fuerte. Saltó desde el bus, destruyendo el techo, con una fuerza tal que se colgó de una parte del Black Hawk modificado.

- Toma- dijo la piloto, pasándole un lanzacohetes que estaba dentro de un baúl

- Wosh- dijo el chico encantado con el arma-¡al fin podre usarlo!

- Con cuidado hermano- dijo el niño que se escondía, ya sabía lo que venía

- Bájate, ¡Mierda!- gritó Pablo pateando a Juaquin haciéndolo caer del helicóptero- Ahí va, ¡Fuego!

El disparo del lanzacohetes provocó un zumbido sordo que ni se comparó con el estruendo de la explosión sobre el cuerpo del chico de Villa Hermosa, el cual quedó tras un muro de fuego y un cráter, a un costado de la ruta sesenta.

El helicóptero descendió junto al bus y de un brinco Pablo y su hermano se dirigieron hacia donde estaban las chicas heridas. Tras comprobar que aun vivían, las subieron al vehículo, el cual comenzó a elevarse al rumbido de las aspas de acero, hasta alejarse de aquel, lugar. Estaban a salvo.

De entre unos matorrales, Felipe se incorporó, con algo de estupor y el dolor de cabeza como el de una resaca. Buscó a su primo y a las chicas. Había fallado.

Caminó algunos metros hasta ver donde Juaquin estaba. Contempló con macabro asombro como su primo portaba un agujero que hacía desaparecer todo su lado izquierdo a excepción de su brazo, borboteaba sangre y sus huesos, reemplazados por una aleación de titanio, se entremezclaban con sus fibras, las que gracias a un extraño metal liquido, regeneraban el cuerpo de Juaquin.

- ¿Alo?- dijo Felipe contestando a su teléfono móvil- Bernard

- ¿Tienen a las chicas?- preguntó el viejo al otro lado del auricular, en el muelle Barón

- No- aparecieron unos niños en un helicóptero y se las llevaron- además, te dije que yo no podría contener a Natalia, esta vez casi muero

- Tranquilo chico- respondió Bernard- enviaré un equipo por ustedes, los necesito acá

- Ok- dijo serio el chico que tomaba el estuche de lentes del suelo- por otro lado, Juaquin funcionó, Gracias por ayudarlo

- A mí no deberías darme gracias Felipe- respondió el viejo a cargo de la operación- el equipo llega en cinco minutos

- Nos vemos- dijo Felipe antes de cortar la comunicación.

Tras los exactos cinco minutos acordados, llegaron dos camionetas, de las cuales salieron unos cuantos soldados y unos cuantos médicos, que revisaron las heridas de Felipe y sedaron a Juaquin, para transportarlo de vuelta a las instalaciones.

Cuando se retiraban, se escucharon los zumbidos de las semiautomáticas con el silenciador, “silenciando” a los pasajeros que aun respiraban. No hubo testigos, la prensa sólo comunico un bus incendiado en un accidente de carretera.

lunes, 4 de octubre de 2010

Preparativos de Guerra

26

-¿Estay seguro que acá vamos a estar seguros?- preguntó Anthony mientras Sebastián buscaba la llave para entrar al departamento
-Tranquilo compadre, es de un primo y su familia, y como están en Estados Unidos, me dejan la llave- respondió el macizo joven haciendo pasar a todos
-Bueno de todas maneras como que no nos conviene estar mucho tiempo en el mismo lugar- dijo Cristóbal, echándose sobre un sillos- estoy más cansado…
-¿Por qué no podemos estar en un lugar?- pregunto Belén, mientras buscaba el control remoto de la TV
-Porque PUEDEN encontrarnos- respondió Anthony enfático- si ya lo hicieron antes para rastrearnos, no veo porqué no de nuevo
El viento comenzaba a soplar con gelidez a través de la ventana abierta en aquel tercer piso. Y el frío no era sólo la sensación térmica, sino era ese líquido frio que recorre desde la nuca hasta la espina cuando el cerebro indica al cuerpo que está en peligro: el miedo. Y era razonable el miedo, solo eran jóvenes pensando enfrentarse a una horda de tipos armados y con entrenamiento militar. Sonaría como un suicidio pseudo kamikaze, pero no, no lo veían así, sólo se estaban convenciendo de la verdadera naturaleza humana, la cual es capaz de saltar al fuego si de sobrevivir se trata.
Francisco se sentó frente a un computador que allí estaba y comenzó a buscar galpones o depósitos ubicados en la zona del muelle Barón, para saber al menos donde iban.
Por otro lado, Sebastián apoyaba su cabeza sobre la puerta del baño, con los brazos empuñados, tenía un ardor vengativo, que acallaba el miedo y la pérdida de un amigo.
-Oye Mole, ¿tenis ropa acá?- preguntó Damián, que aun estaba descalzo y cubierto por una chaqueta de los soldados de la playa- que me estoy cagando de frío
-Oh de verdad- respondió Sebastián, saliendo de lo ensimismado que estaba- Mi primo dejó ropa, algo te tiene que quedar bueno
-¡Ya!- dijo fuertemente Anthony- Hay que empezar a pensar con calma, y hay que idear una manera de sacar al Salva y a quien más tengan adentro de esas weas
-¿Querís decir un plan? Como las películas- musitó Cristóbal levantándose hacia donde estaba su amigo
-Mm, algo asi Caco- respondió el chico que se refregaba la cabeza con vehemencia- pero real
-Los encontré…- dijo Francisco, atrayendo la atención de todos, inclusive de Damián, quién se ponía una polera con dificultad
-Oye Mole, me queda chico todo weón- dijo el menor de los Cortés, interrumpiendo al de los números
-Como decía- dijo Francisco con una mirada punzante- encontré el galpón, está cerca del ex frigorífico, y es evidentemente este, ya que esta registrado de la Armada bajo la dirección 291287, galpón 87
-¿Tienes algo así como las entradas del lugar, lugares contiguos y weas así?- dijo Eduardo que había estado callado hasta ahora
-Algo mucho mejor- respondió Cuadra- esto de los cálculos me ha ayudado caleta para “conseguir” datos en internet, accedí a imágenes satelitales y tengo en tiempo real el lugar
-Esos que se mueven son…- dijo Belén viendo las imágenes desde el monitor
-Soldados- interrumpió de nuevo el mayor de los Beale- y son más que la chucha
-¿Cuántos exactamente?- preguntó Cristóbal intentando contar
-Cinco rondines por lado, con rondas de diez metros cada uno, veinte soldados visibles en total y hay una posibilidad de un ochenta y tres que tengan refuerzos en cada lado y un treinta y cinco de que tengan más armas que los soldados anteriores – dijo Francisco ante la mirada asustada del resto- ¿Qué miran? Ahh lo hice de nuevo, sorry
-Mmm, complicado va ser pa’ entrar, son mas de los que podemos controlar- dijo Anthony recostándose en el sillón- hay que pensar que ninguno es un ninja o un milico, tenemos UN arma, somos pocos y está mi hermana, no la voy a exponer a algo innecesario
-¡Oye!- se quejó Belén- puedo cuidarme sola
-Pero tenemos algo que ellos no, refiriéndome a los soldados- agregó Sebastián
-Estos pod… habilidades raras- dijo Cristóbal, levitando unos veinte centímetros
-Claro- dijo Anthony- podemos usar eso a nuestro favor, Caco vuela, Mole se estira, Damián resiste ba…
-- dijo una voz en su mente
-¿Dijiste algo Belén?- preguntó Bily a su hermana
-No- respondió la chica- te estaba escuchando
-- repitió la voz-
-<¿Ok?>- dijo para sí el hijo de Ana-
-- dijo Ana a su hijo, con una voz suave
-< ¿Yaaa? ¿Cómo?>
-
-- inquirió Anthony con algo de enojo a su madre
-- respondió Ana elevando el tono de la voz- <>
- dijo el chico de Forestal con un tono seco-
--agregó Ana con un tono tranquilizador-
-¿Qué wea Bily?- dijo Eduardo viendo que la mirada de su amigo estaba perdida en el vacío
-¿Ah?- respondió Anthony saliendo del trance en el que estaba- Tenemos un plan
-¿Cuál?- dijeron casi todos al unísono
-Se los explico después, traigan todo lo que pueda ser útil, como cuchillos, cuerdas y volas por el estilo- dijo Anthony con seriedad militar- Chino, tú quédate acá que quiero decirte algo
-Ya empezaron con sus cuestiones gay- dijo Belén, entre risas del resto
-¿Yo?- dijo Eduardo- ¿Qué?
-Te lo pregunto al tiro Chino- dijo el autoubicado líder- ándate a tu casa o cualquier lugar seguro para refugiarte
-¿Qué, estay weón?- dijo algo enojado – Mira no tiro rayo ni muevo cosas como el resto de mis hermanos, pero no los voy a dejar solos en esta wea
-¿Es tu última palabra Chinin?- dijo Anthony esbozando una sonrisa
-Por su puesto- respondió el mayor de los hijos de Gómez Carreño

Luego de unos quince minutos, los jóvenes salieron uno a uno fuera del departamento. Hubo por unos instantes un silencio sólo interrumpido por el repicar de las olas y del incesante pasar de los automóviles, los cuales resoplaban una estela de viento gélido que ya no complicaba a nadie, la adrenalina en los cuerpos mantenía la temperatura listo para lo que venía.

Ultimo en caminar iba Eduardo, más nervioso que el resto. Tenía un sentimiento de “Que mierda hago acá”, en su cabeza rondaba el miedo y la sensación de inutilidad que sentía al ir camino al matadero, sin armas ni poderes como sus amigos, sólo un bate de béisbol que encontró en una habitación. Sentía frío, esa gélida sensación en la espalda otra vez, pero era demasiado testarudo para dar pie atrás, sólo le orar y agarrar fuerza de la ira, frente a la muerte de su hermano.

***

El galpón 87 pasaba por una noche ajetreada, había sido ordenada la suplicación de la guardia, frente a la venida de los jefes de Santiago y el Senador, quién mantenía vivo las operaciones de hace más de quince años.

Las olas se escuchaban de fondo y las luces repiqueteaban en las aceras del area portuaria, especialmente en el área de laboratorio

-¿Te parece aumentar la cantidad del suero?- preguntó Julio a Bernard, frente a la camilla con Darío aun inconsciente
-No se- tu eres el de esas cosas- pasa por mi aprobación si sólo pone en peligro la vida del sujeto
-Es que eso pasa- respondió Julio al instante- aumenta la dosis podría incrementar su capacidad de transformación, dejándola como la de su padre, o matarlo
-Te lo dejo a tu conciencia Cortés- concluyó el viejo, mesándose la barba nerviosamente, caminando fuera de la habitación
-Antes que te vayas- dijo el padre del chico inmortal, captando la atención del Bernard- el chico de Villa hermosa está listo, ya controlamos eso del trance de ira en el que entra cuando es despertado
-Excelente Julio- dijo sonriendo el viejo a cargo del lugar- Manda a su primo a que lo testee, si se pone peligroso, él puede detenerlo
-Buena idea- respondió Cortés, sacándose los lentes- Va a ser útil, parece que hoy vamos a tener compañía
-¿Tú crees?- pregunto Bernard

No hubo más respuesta que una mirada aguda de parte de los dos, ambos sabían que era inminente una respuesta agresiva de los chicos, estaba en sus genes el defenderse, la supervivencia.

El ajetreo era incesante, sólo interrumpido por pasos sobre metal y armas cargándose y fusiles en movimiento.