miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tácticas improvisadas

26


Las luminarias públicas de la avenida España, parpadeaban tenuemente, debido al desgaste y al mantenimiento ineficiente, más no eran completamente necesarias. La luna llena brillaba majestuosa arriba, como presagiando que la oscuridad predominaría esta noche y que sería sumamente necesaria luminarias adicionales, como el plateado satélite.

Pero no sólo la luna preocupaba a Cristóbal, algo dentro de él, le gestaba un mal presentimiento respecto a ir desarmados frente a un arsenal de soldados entrenados. Después de todo su habilidad solo servía en la retirada, no para atacar, además, nunca se había planteado el tener que hacerle daño a alguien, solo la necesidad se plantó delante de él, sin preguntarle.

Miraba a sus amigos y a excepción de Eduardo, todos tenían un buen potencial para salir vivos. Su hermano se curaba, Anthony lanzaba cosas con la mente, Belén se transportaba, Francisco era muy inteligente, etc. Rondaba un pensamiento en su cabeza, el huir de toda esta mierda, pero sabía que por más que huyera, lo encontrarían. De todas maneras, su padre estaba ahí.

Cristóbal detuvo la camioneta que se habían conseguido a la altura de Portales, aparcando junto a la acera.

- ¿Al final como lo vamos a hacer?- preguntó el mayor de los Cortés, volteando hacia sus amigos

- Entraremos por el ex frigorífico, ahí hay una bodega cuyo sótano conecta a las instalaciones de esta gente- respondió Anthony

- ¿Y después?- contraatacó seco el chico que conducía- la cosa no es solo entrar, es también sacar al Salva, al Ángelo y por sobre todo salir vivos

- Mmm, en primer lugar hay que sopesar los pro y los contras- dijo Francisco- de nuestro lado están nuestras habilidades y en contra los números, pero nuestra debilidad puede ser nuestra fuerza…

- ¿Cómo así?- inquirió Sebastián que iba callado durante el viaje

- Si creamos una distracción suficiente como para movilizar personal hacia afuera de las instalaciones, los que entren tendrán mayores probabilidades de supervivencia- dijo el chico de los números, tecleando en el note del primo de Sebastián, mostrando un rudimentario mapa que estuvo haciendo durante el viaje

- ¿Quién hace la distracción y quien entra?- pregunto Anthony

- Yo voy con la distracción, ya tengo una idea- dijo Francisco con la cara metida en el ordenador

- Yo lo acompaño- dijo Damián y Cristóbal al unísono, después de todo la sangre tira

- Ok entonces los que quedan entramos sneaky por el subterráneo y wea- dijo Sebastián serio, como pocas veces se le había visto

- Para mí eso es un plan, ¿no creís Caco?- dijo Eduardo rompiendo su silencio, mirando a Cristóbal y luego a Anthony- voy contigo y con el mole

No hubo un “de acuerdo, ¡vamos!”, ni un “todo va a salir bien”, como la convención social dice que se diga en casos como estos. No, sino todo lo contrario, debido a que no hay casos como este. No había coraje de héroe ni fiereza, no solo había determinación de un grupo de jóvenes dispuestos a las últimas consecuencias, algo era algo.

A pesar de esto, Cristóbal aun o se convencía de lo que iban a hacer, ni de qué manera él iba a ser de ayuda en la “distracción”. Se sentía tan desleal con sus amigos por mantenerse así de escéptico, pero que más podía hacer. Él era así.

Condujo hasta dejar el automóvil oculto junto al edificio Gimpert. Al apagarse el motor, nadie se movió nadie hablo nadie excepto Cristóbal, que musito un “Llegamos” en tono seco. Fue suficiente para que todos se bajaran.

Francisco separó su nariz del notebook y buscó algo entre los cables cerca de las vías del tren, tras dar una seña a Cristóbal y a Damián, se separaron del grupo.

Por otro lado, Sebastián, Belén, Eduardo y Anthony esperaron al otro lado de las vías del tren, con la esperanza de que la distracción no incluya la muerte de alguno de sus amigos.

- Mira- dijo Francisco- ¿Ves esa caja de cables que está entre los arboles a la entrada?

- ¿Ya?- respondió Cristóbal con algo de duda- ¿Y qué con eso?

- Necesito que le lances una piedra a tres metros de distancia en un ángulo tal que estés paralelo y con cero inclinación

- Ósea volando- respondió el chico que entendía el extraño lenguaje que su amigo había hecho común

- ¿Y pa’ que Cuadra?- preguntó Damián sin entender el plan

- Espera no mas- dijo el chico de Miraflores, sonriendo

Tras pensarlo unos instantes, Cristóbal se elevo del suelo con rapidez, ya estaba manejando esto de volar. Piedra en mano se acercó sigilosamente a la caja mencionada, luego de estar a lo que él creía que más menos era la distancia que Francisco le dijo, lanzo el pequeño peñasco con toda la fuerza que pudo, quizás eso serviría, luego se daría cuenta.

Antes de que Damián pudiese decir “-no pasa na- ”, la piedra que lanzó el chico volador, espanto una bandada de gaviotas que huyeron en todas direcciones, de las cuales una de ellas golpeó uno de los cables de alta tensión ubicados arriba de la copa del árbol, provocando un corto circuito que dejó sin luz a toda la zona del muelle Barón.

- ¿Cuál es la probabilidad de que eso pase?- dijo Cristóbal al descender, con una cara de inmensa sorpresa

- ¿Con cuántos decimales quieres una respuesta?- respondió el chico poniéndose en marcha- vamos, aun no terminamos

- Cacha, te echaste una paloma- dijo Damián siguiendo a los dos que se adelantaban

A los pocos instantes del apagón, del interior de las instalaciones, salió un pelotón de uniformados, formando un perímetro, como es común en casos como éste. Las tropas que rondaban por los costados se movilizaron hacia las entradas, como Francisco lo suponía. Todo marchaba como se suponía.

- Ya Damián- dijo Francisco sacando el revólver que portaba- como lo hablamos

- ¿Qué?- dijo Cristóbal sin entender- no se te habrá ocurrido…

- Escóndete acá, es el ángulo de punto ciego- dijo el segundo de los Cuadra tirando a su amigo tras de un auto- digo… no nos ven, luego sígueme

- ¡Alto!- dijo uno de los soldados apuntando a Damián con el fusil

- Me atraparon- dijo Damián levantando las manos-¿saben donde hay un baño por aquí?

- ¿Qué?- dijo el militar, que no pasaba los treinta años, sorprendido al ver que el chico se acercaba- ¡Alto dije o disparo!

- Sólo déjame llamar por celular…- dijo el menor de los Cortés, metiéndose la mano al bolsillo

- ¡Quieto!- gritó el uniformad antes de abrir fuego sobre el chico que fue abatido al instante

- Ugg- se quejó Damián levantándose del suelo- menos mal que no tenía cargado el cel, o sino que hací… tss

- ¿Qué-é?- dijo pálido el soldado, al ver que las balas salían del cuerpo completamente regenerado del muchacho de Curauma- ¡Son ellos, son ellos!

Desde la puerta sur, una tropa de soldados corrió hacia el compañero que los solicitaba, intentando rodear a Damián quien recibía la descarga de metralla completa. Pero se levantaba de nuevo, era como que cada vez le tomaba menos tiempo el curar sus heridas. El hermano de Cristóbal se negaba a morir.

Francisco y Cristóbal se protegieron del tiroteo, moviéndose tras un camión de bencina, sin que nadie los sorprendiera. El chico de los cálculos entró al vehículo y encendió el motor, poniendo una tabla en el acelerador, haciendo que el pesado camión se aproximase tomando velocidad hacia el tumulto.

- ¡Saca al Damián¡- grito Francisco, que apuntaba con el arma hacia una grúa cargada con un container, junto a las instalaciones

- Mierda- gritó Cristóbal elevándose por sobre el tiroteo, volando gran velocidad, provocando que varios vidrios de rompieran por la vibración, velocidad que fue suficiente para sacar a su hermano.

Tal fue la velocidad, que lo logró sacar en el preciso instante en que Cuadra disparó a una de las cadenas que sostenía el contenedor metálico, el cual se abrió, haciendo caer el cargamento. Ante la sorpresa de los soldados, el cargamento consistía en unas pesadas vigas de metal, las cuales cayeron sobre el camión, provocando una gran explosión.

- Puta, fallé- dijo Francisco- quedaron tres fuera del alcance del camión.

- Pero no de las vigas, mira- agregó Damián, saltando al suelo

- ¿Por qué no avisai antes de hacer weas como esa?- Gritó Cristóbal enojado al descender

- Tranquilo Caco, todo está calculado- dijo Francisco poniéndose en marcha nuevamente

Cristóbal sentía golpeada sus dudas, algo en él cambió, se mantenía escéptico, pero quizás…

***

Natalia seguía durmiendo profundamente, sus heridas curaban rápidamente, a pesar del riesgo vital por el que había pasado. Por otro lado, Gabriela ya estaba de pie, intentando saber donde estaba, esperando una respuesta.

- ¿Todo bien Gabriela?- preguntó Berta al entrar a la habitación- aun te puede doler la espalda, pero solo es la sensación en tus nervios, ya estas curada. Te llevaste la mejor parte después de todo.

- ¿Y la Milla?- preguntó desconcertada la chica, acerándose a su extraña interlocutora

- Berta Ossandón- dijo la madre de Cristóbal estrechándole la mano a Gabriela- soy la mamá de Cristóbal y Damián

- Ga- Gabriela- dijo la muchacha preocupada- ¿Qué pasó?

- Te salvamos po – dijo Pablo entrando al cuarto- ósea te salvé jajá

- Te salvamos quiso decir mi hijo- dijo Evelyn, madre de Pablo y Lucas, primos de Anthony

- ¿Me salvaron?- aun no entiendo

- Casi mueres cuando fuiste lanzada del bus- dijo Berta quien imponía sus manos sobre Natalia, emitiendo un brillo blanco que regeneraba la carne de la chica que volvía del interior- ¿alguien te envío desde Antofagasta cierto?

- Sí- respondió la chica- un amigo me dijo que necesitaban mi ayuda en Viña

- Exacto- dijo Evelyn- nosotros te mandamos a llamar, sólo tú puedes ayudarnos, que Pablo te explique

Mientras Pablo explicaba la situación a Gabriela, Evelyn y Ana se saludaron con un fuerte abrazo, ya era tiempo sin verse. La sangre tira al final de todo.

Ana se sentó en una silla tras hablar con la madre de los chicos, se concentró y comenzó a hacer lo suyo

- También debo ayudar con la distracción- dijo sonriendo

Luego de unos segundos, el suelo comenzó a temblar, Ana sonreía, sabía que sus hijos y los demás estarían bien, ya iba la ayuda.

1 comentario:

autumn dijo...

llevo un año esperando!!