jueves, 26 de marzo de 2009

Hace más de veinte años

22

Ya no quedaban transeúntes en las calles viñamarinas, sólo los militares marchaban y acechaban el actuar de esta ciudad dormida, anestesiada en un frio invierno, tan doloroso como lo habían sido los últimos catorce años. Pero así eran las cosas y había que responder frente a los que mandan, aunque sea vendiendo los ideales de adolescencia. Él lo sabía bien.
Prefería cuando todo esto era sólo un inocente descubrimiento y no se habían metido los militares y... él.
Las instalaciones estaban escondidas a la luz pública, por lo que Julio debió estacionar su auto lejos de ahí, para no levantar sospechas. Caminó hasta llegar hasta lo que alguna vez fue un frigorífico, custodiado por un militar parado ahí, con fusil en mano
- Identifíquese- dijo el joven uniformado

- Cortés- respondió Julio

- ¿Y a que viene?- dijo el militar

- Vengo por inteligencia- respondió un tanto abrumado

- Ok, pase- aseveró el hombre



***


- Parrita- dijo una secretaria que lo conocía de hace algún tiempo- Don Reinaldo te busca

- Uff- dijo el hombre de unos treintitantos- voy

Manuel iba con la mirada baja. No quería perder el empleo por salirse ahora de lo que se había metido, su hijo venía en camino, su mujer y su pequeña necesitaban que él llegase con dinero a casa, sin importar lo que hubiese hecho.

Al salir, se apretó la mano con la puerta, haciendo que esta se hiciese añicos, como ya llevaba pasando desde que participó de aquel experimento, contra su voluntad, obligado por su jefe. Nada podía herirlo, él lo sabía, podía asesinar a su jefe cuando quisiera, pero no; necesitaba el dinero.

-Don Reinaldo, acá estoy, como me mandó a llamar- dijo con voz sumisa el aun joven

- Ya¡ te llamé pa' lo que su ya sabis'- dijo con voz fuerte su jefe

- ¿Qué cosa?- preguntó Manuel

- ¡No preguntis' hueas'!- grito algo ofuscado- lo del proyecto con los milicos, necesitan la muestra de sangre de tu mujer y tu hijo.

- ¿La tengo que ir a dejar al cuartel?- preguntó el hombre moreno

- Sí, y quédate a la reunión, necesito un ojo ahí- dijo seco- tengo que ver en qué se gasta mi plata

- Por supuesto señor Sánchez- asintió "obligadamente humilde" Manuel, mientras salía de la fría oficina.

El viento de Reñaca alto soplaba fuerte, como si lo estuviese empujando, no sabía si a la inercia de la obediencia a su patrón, o a algo más, pero debía mantener su trabajo. Lo sabía.


***


Playa Ancha estaba helado, bueno, como lo es hasta el día de hoy, y a pesar de que el molo lleva el epíteto de "abrigo", no, le hacía honor al nombre.

Eduardo, hombre de mediana estatura, mediana edad, estaba de guardia; en el peor día de la semana, el más frío, el más anodino. Pero así eran las cosas, él pensaba que así siempre han marchado las cosas, con rigurosidad, y trabajo duro, se sube en la marina, más aún en las circunstancias en las que estaba el país.

Se sacó la gorra, para rascarse la cabeza, junto con un gran bostezo de aburrimiento, habían pasado cuatro horas desde que las instalaciones habían cerrado y ya no había ni un alma en el área.

Viéndose solo, Eduardo comenzó a experimentar con sus extrañas habilidades, produciendo pequeñas ascuas que derivaron en dos grandes flamas de fuego desde sus manos, mientras que su cuerpo comenzaba a levitar a unos veinte centímetros del suelo.

- ¡Cortés!- se escuchó desde el estacionamiento

- ¡Para! - ¿Qué?- respondió exaltado- ahh menos mal que eres tú, Cuadra

- Acuérdate que se nos prohibió estrictamente utilizarlos- dijo, Francisco, de similar edad, un poco más robusto que Eduardo

- Estaba solo- respondió serio el hombre que tomaba su gorra- y nadie miraba

- Las cámaras- respondió apuntando al techo- ahí hay una que instalaron luego de la orden del señor Merino - Han cambiado demasiado las cosas, un rojo de mi barrio me dijo que no va para más de tres años- dijo Eduardo

- Y luego hay que esperar que no se filtre que lo sucedido en Achupallas el año pasado- adujó Francisco

-Shh- que alguien puede escuchar respondió rápidamente el cabo Cortés

- ¡Me carga mentir!-dijo el especialista en comunicaciones- y alguien se va a enterar que nosotros hemos tenido que desaparecer a todos esos...


-¡Cállate Francisco!- replicó el cabo, en el momento en que una camioneta se acercaba y detenía

- ¿Cabo Cuadra? ¿Cortés?- dijo un militar que venía en el vehículo

-Afirmativo- replicaron los jóvenes uniformados

- El señor Bernard Cortés los espera en las instalaciones- dijo serio el chico, que no aparentaba más de 25 años- en Salinas está todo preparado.

Sin decir más, ambos hombres se subieron a la camioneta de color negro y partieron, a la tan anunciada reunión, que supondría la evaluación del proyecto.



***


- ¿Tu crees que accederán a que sus hijos sean sometidos al proyecto?- preguntó Bernard sentado desde una esquina de la sala de juntas del recinto militar.

- Si saben lo que es bueno para sus hijos, entenderán- respondió Ana, mientras miraba cabizbaja las baldosas rojas- y si no lo saben a voluntad siempre es fácil de flaquear.

- No quiero que uses tus habilidades con ellos- dijo riendo el hombre de cara apacible- aún no investigamos si hay algún efecto adverso en lo del control mental.

- Como quiera señor Bernard- respondió la muchacha, de apellido Komatsu- ¿Le traigo algo más?

- A Pérez- respondió- no ha vuelto de la misión que le encargamos

- Volví hace media hora- respondió el soldado que estaba custodiando la puerta en el momento que sus músculos faciales cambiaban de posición con rapidez, hasta lograr su posición original: el rostro del hombre de apellido Pérez - son ustedes los que se demoran, ¿o no jefe?

- Basta ya de bromas que la reunión va a empezar- dijo serio el supuesto jefe- ¿Ana? ¿Cómo me vería con barba?

Mientras tanto, en la recepción comenzaban a llegar los sujetos que estaban incluidos en el proyecto. Los jóvenes militares, Francisco y Eduardo eran custodiados por dos soldados, mientras que por otra puerta, ingresaba Manuel, junto con Julio, quien ya estaba en las instalaciones.

- Te veo mal de ánimo Manuel- dijo Julio, estrechando la mano.

- Trabajo- respondió seco el hombre- y depende mucho que yo siga ahí esto...

-¿Esto?- interrumpió Julio- Los informes marcan que tú eres el mejor evaluado, pronto acabará esto para ti

- Disculpa que lo diga, pero... no seas iluso- respondió con mirada fija- puede que yo sea el mejor evaluado, pero... lo que hemos hecho... que Dios nos perdone, porque ni yo consigo hacerlo.

- Cortés, Parra, la reunión va a empezar- dijo Ana, acercándose a ambos muchachos, sonriéndoles de la manera apacible como siempre había hecho las cosas.

Y así, la sala de juntas de la instalación militar se fue llenando con los integrantes del proyecto, sentados en una larga mesa, en la cual, Bernard a la cabecera y Ana a su derecha, presidían la reunión.

- Buenas noches en primer lugar- comenzó Bernard- estamos acá reunidos con el fin de analizar como concluiremos el proyecto Nuevo Ser, en el cual ustedes fueron los exitosos sujetos que fueron mejor evaluados, por lo menos los que quedaron con vida.

- Señor Bernard- interrumpió Ana- fíjese lo que dice

- Tranquila mujer-dijo el tipo de manera sonriente- todos somos adultos responsables de que firmamos y en que nos metemos, ¿estoy en lo cierto?

Las personas ahí reunidas murmuraban unas con otras. Existía un aire de incertidumbre en el aire, por lo que Bernard se esforzaba al máximo para demostrar tranquilidad, él lo sabía, si él caía todo el proyecto se iba a la basura, y muchas cosas se harían públicas, incluso las más sórdidas.
- Julio- dijo el líder- es hora que des tu parte en esto
- Sí señor- respondió- como todos ya sabemos, los límites del cambio en nuestros genes es desconocido, y como dicen las muestras que les pedimos a todos, no han terminado
- ¿A qué se refiere con eso Sr. Cortés?- preguntó la mujer de apellido Parraguez, de mediana estatura, otra integrante de los experimentos
- Me refiero a que el mismo gen mutado que te permite cambiar la consistencia de tu cuerpo a voluntad, puede provocar otras consecuencias no previstas- respondió serio, dirigiéndose a la mujer.
- Por eso, ante cualquier síntoma imprevisto, repórtense conmigo o con Julio- dijo Berta, mujer de Julio, mientras ordenaba los expedientes.
- Te ayudo- dijo Ana
- Gracias- respondió la mujer de pelo largo
-<Berta, Julio, Manuel, escúchenme>-dijo Ana, en sus mentes, utilizando sus habilidades-<se que pueden escucharme, Eduardo, Francisco, ustedes también pueden, y pueden hacer un cambio si desean, respóndanme por favor>
-<Te escucho>- respondió en su mente Julio y Manuel, casi al unísono
-<Te escuchamos todos creo>- replicó Eduardo
-<Entonces, no seamos títeres de nuevo, no hagamos el trabajo sucio de estos asesinos>- dijo Ana, emocionada en sus cabezas-<al salir hay una sorpresa, síganme la corriente y acabaremos con esto>
Todos asintieron, algunos con la mirada, otros con un vehemente sí en sus cabezas. Sí que sólo Ana podía escuchar. Por suerte
Y hubo un gran silencio en la sala, no sólo de sonidos o palabras, sino un silencio espiritual, mental. Como si todos se prepararan psicológicamente para lo que venía, y no era menor, era la decisión que cambiaría sus vidas. Pero no se lo tomaron a la ligera, sabían que no sólo su vida dependía de esto, sino también la de sus futuros hijos, en algunos, o la de las personas que amaban, en otros.
La reunión acabo tras ese incómodo silencio. Bernard dio la salida tras conversar con el Teniente Ramírez, representante del gobierno en la operación. Los hombres y las mujeres coludidos con Ana salieron fingiendo estar tranquilos
En la entrada principal, se vieron cercados por una tropa de más de treinta soldados, con fusil en mano, apuntándolos.
- ¡Salgan de mi camino, soldados!- gritó con ofuscación Bernard, poniéndose a la defensiva entre el teniente y Ana
- ¡Es una orden directa de su superior!-replicó Ramírez, intentando parecer seguro-¡Irán a corte marcial y el mismo general lo sabrá en Santiago!
- No creo que lo escuchen, jefe- dijo Ana, haciéndole un gesto a los soldados, gesto que respondieron como orden, acercándose al militar y a el líder del la organización- chicos, Julio, creo que ya saben qué hacer.
Ese instante que siguió al anterior, pareció haber estado pintado por el comiquero del destino, por lo preciso de los actos. Todos pusieron su habilidad en servicio de algo bueno, una redención a un grupo de buena gente manchada con sangre de inocentes, por miedo, por dinero.
Manuel tomo una viga de acero, y se acercó a Bernard, quien tomo su revólver y disparó, más las balas no dañaron la piel del hombre de Sánchez
- Tú y tu gente me hicieron así - dijo Manuel a Bernard y al militar atándolos con la viga, doblándola como si fuera de papel, haciendo patente su fuerza sobrehumana
Por otro lado, Francisco levanto su mano y apuntó a las cámaras, sus ojos se envolvieron en datos, conectándose con los sistemas eléctricos de las instalaciones, borrando las grabaciones de seguridad y los cercos eléctricos, dejando salir a gran parte de los hombres y mujeres, prisioneros políticos encerrados en aquel lugar.
Pérez, tomó la forma de Ramírez, acercándose a Manuel, quien acababa con la viga, puso una mano sobre el teniente y dijo:
-Vamos, déjame copiar tus recuerdos, creo que el proyecto será cerrado por... digamos un ¿atentado del Mir?, ¿Que les parece, Ana? ¿Julio?
- Perfecto- respondió la mujer, controlando a los jóvenes conscriptos- llévenselos al estacionamiento
- Esto se acaba aquí - dijo Eduardo, elevándose en el aire, por sobre de las instalaciones
-¿Necesitas leña?-preguntó Manuel, levantado dos camionetas del ejército, lanzándolas contra el edificio
- Déjenme ver si hay alguien más dentro- dijo un chico, que estuvo con ellos, que en un instante corrió adentro, reviso todas los cuartos de la gran instalación y salió- no hay nadie
-Procedamos- dijo Francisco alejándose del lugar
- No dejemos pruebas- dijo Julio, lanzando los expedientes dentro de uno de los autos que lanzó Manuel
-¿Ya?-preguntó Eduardo, desde las alturas
-<Ya>-dijo Ana en su mente
Al instante, el joven marino envolvió en llamas el edificio, haciendo estallar todo el lugar, a causa de la gasolina ahí puesta, de manera estratégica por Francisco. No quedaba huella del proyecto nuevo ser, era historia, o mejor aún: no lo era


***

-¿Y ahora qué?- preguntó el de la inteligencia sobrehumana
- No se Julio- respondió Manuel, limpiándose las manos
- Yo si sé-dijo Ana- esta no era la única instalación, lo averigüé la semana pasada
-Yo lo vi en los recuerdos de Ramírez- dijo Pérez, en la forma del militar calcinado- hay más instalaciones y mas sujetos experimentales como nosotros
-Pero también sé que sólo Bernard y el milico las conocían- dijo Ana, poniéndose un abrigo rojo que llevaba en las manos- sólo lo sabemos nosotros
- Eso es peligroso- dijo Francisco- piensen que si hay más instalaciones, pueden haber más como nosotros, hay que detenerlos
-No- dijo Berta- tengo una familia en camino y no los arriesgaré
- Desaparezcamos- dijo Manuel- volvamos a nuestras vidas antes de que conociésemos a Bernard
- Y los... ¿poderes?- dijo Eduardo- que haremos si se manifiestan
- Las habilidades son representaciones psicogenéticas de tensión en situaciones difíciles- dijo Julio- en cualquier momento se manifestarán aunque no quiéranos
-Psico algo dijiste ¿cierto?-interrumpió Ana- si vienen del cerebro puedo controlarlas, contenerlas
-¿Puedes hacer eso?- dijo el "nuevo Teniente Ramírez"
- No si no la ayudo- dijo Eduardo-recuerden que puedo potenciar sus habilidades, ya lo he hecho
Eduardo puso sus manos en la sien de Ana, la que en ese instante cerró los ojos, concentrándose en la neurona desconocida, alterada genéticamente, para bloquearla, para evitar el uso de estas armas tan peligrosas para el mundo que habían significado estas habilidades
El fuego aun no se apagaba. Las llamas limpiaban todo como de costumbre, tal como sabían hacerlo. Y como en el futuro sabrán hacer. Los hombres y mujeres ahí reunidos, decidieron no perder el contacto, para saber si los efectos secundarios, explicados por Julio se hacían patentes.
El frío empezaba, a pesar de que para el país era una época intensa, así era, hace más de veinte años...


***

1 comentario:

Billyto dijo...

ooo terrible clase


mi mama es terrorista xD

terrible marxista jajaja