sábado, 6 de marzo de 2010

Vientos de cambios innegables

23

Las olas viñamarinas arreciaban con la acostumbrada fuerza del viento a las 9 de la noche, era una gélida sensación que sólo compensaba a lo intenso de los días pasados, días en que la vida pone una nueva perspectiva… prioridades, sobrevivencia… familia, costaba creer en muchas cosas cuando a tan corta edad la vida era truncada por sucesos que nunca les había correspondido vivir… o tal vez si, quien lo sabía.

Muchas ideas tornaban en la cabeza de Anthony, tantas que no sabía que pensar, quizás sólo en su hermana, sus amigos y tantas personas que estaban sufriendo por todo esto.

- Están retrasados en 45 segundos frente a la hora que dijimos- dijo Francisco, interrumpiendo las cavilaciones de su amigo.

- No todos pueden teletransportarse pues compadre- respondió Anthony- algunos tienen que…

- Volar- interrumpió Belén- Ahí viene el Caco con el Chino.

- Puta que hace frío weón- dijo Cristóbal, al aterrizar- ¿Cómo estamos cabros?

- ¡Caquito!- saludó Belén, siendo la única esbozando una sonrisa en esta extraña situación

- Qué bien que llegaron- dijo Anthony tras estrechar la mano de Cristóbal y de Eduardo- Creo que estamos todos los que creía que iban a estar: Caco, Damián, Chino, Cuadra, la Belén y yo

- Ojala que con nosotros baste- dijo Damián

Un gran silencio rodeo las palabras de Damián, inseguridad mezclada con ribetes de esperanza, era lo que más abundaba en los corazones de ellos. Pero el silencio fue cortado por el zumbido de balas silenciadas en la playa.

Los chicos corrieron rápidamente a la playa, en donde encontraron una extraña escena: Sebastián, para sus amigos Mole, tenía en un brazo, alargado y enroscado constrictoramente, sobre un uniformado; mientras que con la otra sostenía el cuerpo inerte de Daniel, con el triste sello de dos balas en medio de la frente.

- Mierda- dijo Anthony, extendiendo su mano en dirección al soldado, apretándolo.

- Dame esto- dijo Belén, apareciendo desde atrás del soldado, despojando de su arma al ya neutralizado hombre.

- Noquéenlo- dijo Francisco- puede sernos de utilidad.

- Déjenme ayudar- dijo Eduardo dándole en la cabeza con la misma tabla que saco de la casa de Cristóbal.

- Oye ¿Eso es de mi casa?- preguntó Cristóbal, quien se acercaba para ver el estado de Daniel.

- Esta… muerto- dijo Sebastián, sin levantar la cara.

- Mierda, mierda, mierda- dijo Anthony inquieto

- Vienen mas desde el suroeste- dijo Francisco, mirando a su alrededor

- ¿Cuál es el suroeste?- preguntó Eduardo

- Chino, allá- apunto Damián

Desde la dirección señalada, apareció un escuadrón de 8 soldados, armados con escopetas de tranquilizantes, quienes a media distancia comenzaron a disparar.

Anthony desvió una primera ráfaga con su mente, mientras Belén y Francisco juntaban a todos para teletransportarse. Eran demasiados para ellos.

- No se si pueda teletransportar a tantos a la vez- dijo Belén casi llorando- nunca lo he intentado

- Vienen mas desde la van negra que esta allá detrás- dijo Eduardo, poniéndose a cubierta, para evitar daño.

- Estamos encerrados- dijo Sebastián- quien había ensanchado su mano para cavar una zanja para refugiarse

- ¡Ah! No puedo sólo con ellos- dijo hacia atrás el chico de poderes psíquicos, lanzando un par de soldados por los aires

- Yo te presto una mano compadre- dijo Cristóbal, elevándose a gran velocidad, tacleando a una fila de soldados, acto que repitió un par de veces.

La situación era crítica, los chicos estaban rodeados, con el mar a un costado, y el contingente de soldados en el otro. La adrenalina en sus cerebros no los dejaba pensar correctamente, más, en la cabeza de todos rondaba el recuerdo de los dos fallecidos… Mauricio y Daniel… ¿por qué nosotros?... ¿qué hicimos para merece esto? pensamientos obvios en medio de la desesperación

De pronto, la mirada de todos se volcó hacia la calle, desde el hotel Miramar. Un camión se aproximaba a gran velocidad, saliéndose de la calle, pasando por el estacionamiento hasta volcarse violentamente sobre los soldados, en medio de una gran explosión.

El camión no se movía solo, sólo uno podría ir adentro.

- ¡Aaaa!- grito Damián de entre el fuego del camión- ¡¡¡sáquenme de acá!!!

- ¡Puta madre!- grito Cristóbal, volando a gran velocidad hacia el fuego, para sacar a su hermano

- ¡No weón!- le grito Anthony, quien sangraba por la nariz, intentando levantar una mano para ayudar a su amigo

- Bily, no- dijo Francisco- tu cerebro ya ha recibido mucha presión, no aguantarás.

- Mole, tírale arena- dijo Eduardo a Sebastián, quien aun mantenía el cuerpo inerte de Daniel en sus brazos

- Ok- dijo Sebastián, de la manera más seria que le habían visto en la vida- yo me encargo. El chico expandió sus manos como dos grandes palas y comenzó a lanzar arena a los restos del camión, la marea, y la ayuda de los demás ayudo para sacar a Damián de adentro.

- ¡Nunca volvai’ a hacer nunca tamaña estupidez aweonao’!- le gritó Cristóbal a su hermano menor, mientras le asestaba un puñetazo en la cara

- Si ya esto bien- dijo Damián, completamente regenerado y desnudo- puta hice cagar las zapatillas

El calor del fuego comenzaba a cesar a medida que se alejaban del lugar, de alguna manera ellos sabían siempre donde estaban. No podían darse el lujo de descansar. Ni siquiera de darle sepultura a un amigo, con el dolor de sus almas tuvieron que hacerlo pasar por una de las víctimas del camión.

- El Mojo me dijo algo antes que el weón lo matara- dijo Sebastián

- ¿Qué cosa Mole?- pregunto Eduardo

- Dijo “Galpón 87, 291287”- respondió el muchacho de estatura elevada

- Eso, ¿Qué chucha es?- dijo Anthony- no me dice nada exacto, puede ser cualquier galpón con esa numeración, y no tenemos tiempo para investigar.

- Mi Papá…- dijo algo serio Cristóbal, que había estado callado todo el trayecto- mi Papá mencionó algo de unas instalaciones en el muelle Barón

- ¿Tu Papá?- pregunto Francisco- ¿Qué tiene que ver él con ellos?

- Él está con ellos- dijo Eduardo, dándole una triste mirada a Cristóbal

- Para allá vamos entonces- dijo Belén- ¿los llevo?

- No- dijo Anthony- preparemos algo antes

- Yo me quedé con esto- dijo Eduardo- mostrando un manojo de llaves con las letras mayúsculas “PS”- eran del soldado que mató al Mojo

- Yo le quité esto- agregó Belén, mostrando el arma con silenciador, mismo gatillo que había silenciado la vida de un joven especial, por razones que aun nadie entendía- ¿alguien ha usado una antes?

- No- fue la negativa de todos- Pero yo puedo intentarlo, solo déjenme sacar unos cálculos- dijo Cuadra tomando el frio metal- ¡Puta la wea!, no puedo dejar de pensar

Y de nuevo el silencio. Un silencio sólo matizado por el sonido de las olas que poco a poco dejaban atrás. Las mentes funcionando, pero los corazones y las almas estaban un poco demacradas. Habían perdido a un ser querido más, uno más. Y aun habían muchos más que podrían perder si no se apresuraban, pero debían al mismo tiempo pensar con claridad, se venían vientos de cambios innegables para todos.

Sebastián miraba de reojo el papel que Felipe le había pasado, las letras de la frase “Ayúdame a salvarla” tintineaban en medio del papel amarillo. El chico sentía una responsabilidad más sobre sus hombros, sin contar el mar de preguntas que surgían frente al comportamiento de su amigo, en su casa. Y no sólo sobre eso, era un océano de inquietudes que en ese galpón del demonio quizás podrían solucionar.

Eran vientos de cambios innegables, eso era lo único claro por ahora.

1 comentario:

Billyto dijo...

por fin!! t demoraste como un año en actualizar (kien soy yo para decir esto xD)

estuvo weno, siga no mas compadre