lunes, 8 de octubre de 2007

Evitable

3
Ya iban a ser las dos, a la hora que habían quedado de juntarse, o más bien, a la hora en que él la iría a buscar al colegio. Anthony volvía a mirar su reloj para verificar si estaba a tiempo, mientras caminaba sudoroso por la avenida Libertad. No quería llegar tarde, no le gustaba hacerlo. Y más todavía si era por ver a Lorena, no la veía hace dos semanas ya. La extrañaba, más que mas ya llevaban diez meses.
Un insolente semáforo peatonal detenía su paso. El rojo que no cambiaba era insoportable. Restaban diez minutos para las dos. De pronto, el semáforo cambio casi al instante, como si respondiese al apuro de Anthony, o Bily, como le decían sus amigos.
Llegó al colegio con diez minutos de retraso. La buscó por todos lados, pregunto por ella a una compañera conocida suya, mas, ya se había marchado. Se había retirado temprano enferma, nuevamente.
-“Sera”-penso, mientras guardaba en su bolso el regalo de aniversario que le había comprado. No había sido un buen día. Una mala calificación en matemáticas, una pelea con su madre y sin su novia ni sus amigos: mal día, pasaría otro viernes solo.
Hizo parar el microbús con rumbo al cerro, donde estaba ubicada su casa, sin saber que los vehículos no serían de su agrado por siempre. Tenía esa sensación de que algo iba a pasar, como cuando uno predice que va a llover, sí, llovería.
Sacó de su bolsillo exactamente las monedas necesarias, lo que le causo una sonrisa -“Mínimo achuntarle a las monedas eh?”-penso al entregar las monedas al chofer. Logró sentarse. Mas, las calles pasaban sin decir nada, en su cara apoyada en la ventana, esa maldita jaqueca no lo había dejado dormir en ya varios días. Sonó su teléfono, era su madre.
- ¿A dónde estas?-consultó su progenitora
- En la plaza de Viña… en la micro, ya voy pa’ la casa-respondió algo dubitativo.
- Anda a buscar a la Belén al colegio que yo no voy a alcanzar-dijo la mujer
- ¡Pero Mamá!- respondió de mala gana- Ya estoy en la micro camino a la casa, ¿Por qué no se viene sola?
- Porque no- respondió autoritaria la madre de Anthony
- Pero Mam…-alcanzo a reprochar, antes que le colgara el teléfono- ¡Puta la huea’!-maldijo al guardar el aparato telefónico.
Se bajó del vehículo, y lanzando puteadas en su mente se encamino hacia el colegio de su hermanita. Ya estaba harto de situaciones como esta, él creía que Belén ya podría cuidarse sola, ya estaba suficientemente grande.
Llegó al colegio de su hermana en el justo momento en que salían todos de golpe. Tras divisarla, llamo a Belén, quien casi sin tener que decir una palabra lo saludó y se puso en marcha.
Callados, completamente callados caminaron hasta un cruce hasta que por fin Belén rompió el silencio.
- Ya estoy harta de que la Mamá te mande a buscarme.
- Yo opino lo miso, que ya estas grande como para que tu hermano mayor te vaya a buscar al colegio- asintió Anthony- Bueno aquí entre nos, tampoco hay hecho meritos como para que la Mamá te de libertades.
- ¿Tu también vay a empezar?- dijo ofuscada la niña
- Yo no estoy empezando nada-respondió levantando las manos-solo que como tu el otro día te desapareciste…
- ¿Sabís que mas?, Chao- dijo cruzando la calle de golpe.
- ¡Espera!- gritó Anthony, cuando una micro color rojo se volcaba sobre su hermana al doblar, evitando un inminente choque.
“Quiero que se detenga”, fue lo único que pensó en ese momento, al ver en peligro a su hermana. Y así sucedió. Como si alguien la hubiese manoteado, el microbús voló por lo aires en dirección a una casa comercial del lugar.
“¡No!”, pensó de nuevo Anthony, y de nuevo sucedió. El rojo vehículo se posó suavemente sobre la acera con todos sus pasajeros ilesos. Quienes se bajaban a ver que fue lo que sucedió, pero Anthony lo sabía, de alguna manera, desquiciada para él, detuvo al microbús sobre su hermana con sólo pensarlo.
Se acercó a su hermana, tras comprobar que estaba a salvo le sugirió que se fueran lo más rápido que pudieran: no quería llamar la atención. Hizo parar un colectivo, estacionado a un costado de la plaza, y su fue, junto con Belén, rumbo a su casa. El dolor de cabeza había cesado, sin embargo estaba exhausto.
Llegaron al living de su hogar, él tiró su bolso sobre un sillón. Belén corrió escaleras arriba apresurada mente.
Anthony buscaba aun una respuesta racional a lo que había pasado, como solía hacer, mas no encontraba ninguna. Subió a su habitación, se recostó sobre su lecho y suspiró, caviló unos momentos y gritó:
-¡Belén!- y casi instantáneamente se asomó por el cuarto contiguo la cabeza de su hermana.
-¿Qué?- preguntó
-No le cuentes a nadie lo que paso hoy-dijo serio el chico de cara regordeta- Ni a la Mamá.
-Bueno-afirmó con voz melodiosa, casi alegre, mientras volvía a su cuarto.
Anthony estaba sumamente cansado. Se extendió por completo sobre la cama, los parpados se le cerraban solos. Sonrió, miró hacia la puerta, la que se cerró de golpe, luego durmió profundamente.

***

1 comentario:

milla´s blog ^^ dijo...

ahh sigue escribiendo!

xD

como me dejas con la duda tanto tiempo eh? xD